martes, 5 de abril de 2016

Internalización y externalización de costos, la obsolescencia planificada y percibida, reflexionando sobre alternativas para modificar las pautas de consumo


Externalización e internalización de costos, la obsolescencia planificada y percibida, reflexionando sobre alternativas para modificar las pautas de consumo.

Externalización e internalización de costos.

Externalización se produce cuando una empresa traslada ciertas actividades de las empresas a las localidades extranjeras para tomar ventaja de una legislación laboral flexible, materiales más baratos de producción, las condiciones económicas beneficiosas o laxas regulaciones ambientales.

Internalización de los costos se refiere al proceso de incorporar las preocupaciones sociales y medioambientales en los modelos económicos para que las empresas debidamente den cuenta de ellos.

Aunque estos conceptos no parecen tener relación a primera vista, este tema hará hincapié en cómo los dos están relacionados.
La externalización se ha hecho más posible, debido a que las empresas en los últimos cincuenta años han tenido una disminución de los costos de transporte y por la naturaleza cada vez más interconectada del mundo.

Las empresas han comenzado a reconocer las diferentes condiciones inherentes a las diversas naciones del mundo, y se han dado cuenta que pueden tomar ventaja de estas diferencias


La obsolescencia percibida y planificada.

La obsolescencia planificada y la obsolescencia percibida percepción son dos conceptos que se relacionan con la vida útil de un producto en particular.

La diferencia es que la obsolescencia planificada se refiere a intentos deliberados por las empresas para la fabricación de productos que se convierten en obsoletas después de un cierto período de tiempo, mientras que la obsolescencia percibida se refiere a intentos deliberados por las empresas para inculcar en la gente el deseo de adquirir continuamente nuevos productos para mantenerse al día sobre las últimas tecnologías y las tendencias en general.

En cierto sentido, ambas formas son un tipo de “obsolescencia planificada”, donde el primero es más técnico y el último es más social.
La obsolescencia planificada es un concepto que se remonta a la década de 1920, a pesar de que no ganó una gran popularidad hasta alrededor de la década de 1950.

Su objetivo es crear a largo plazo un aumento en ventas al obligar a los consumidores a comprar constantemente nuevos productos.

De esta manera, las empresas pueden generar más beneficios a través de las compras repetidas por los consumidores.
Esto se logra al fabricar un producto de tal manera que no se vuelvan funcionales después de un período de tiempo especificado.
Esto se puede hacer mediante el uso de materiales de baja calidad o la utilización de un diseño que a la larga obligará a los productos su degradación.

Alternativas para cambiar las pautas de consumo.


De acuerdo a la Declaración oficial de Naciones Unidas con motivo de la Cumbre de la Tierra de 2002 una de “las principales causas de que continúe deteriorándose el medio ambiente mundial son las modalidades insostenibles de consumo y producción, particularmente en los países industrializados". En este sentido Naciones Unidas hace un llamado a revisar estas modelos insostenibles, recurriendo a modelos de consumo responsable.

Otra acepción de Consumo Responsable, o consumo crítico, complementaria a la definición anterior, es aquel que implica consumir menos, eligiendo consumir sólo lo necesario, y estando atentos a cómo nos influye la publicidad en la creación de necesidades superfluas.
Es un imperativo de nuestro tiempo la realización de un cambio social en torno a nuestros hábitos de consumo. El principio fundamental es que todos somos corresponsables con nuestra compra de los impactos sociales y ambientales de la producción.

  • En el medio ambiente, soporte de la vida en la Tierra, teniendo en cuenta que debemos priorizar productos con menores impactos ambientales y reducir el consumo de los limitados recursos naturales de que disponemos.
  • En las personas, asumiendo y defendiendo solidariamente la obligación de garantizar los mismos derechos para todas ellas.
Cuando añadimos el calificativo de responsable a nuestro consumo estamos significando la importancia que tiene el consumidor para elegir entre las diversas opciones que le ofrece el mercado de bienes y servicios, teniendo en cuenta los productos que valoran la justicia social, la ética y la solidaridad, y la protección del medio ambiente.

Cada uno de nosotros tenemos que dar la respuesta teniendo en cuenta que, en la mayoría de los casos, realizar un consumo responsable sólo implica realizar un cambio en nuestros hábitos de consumo que no conllevan comportamientos muy diferentes a los que ya tenemos, no producen inconvenientes considerables y no requieren esfuerzos específicos adicionales.
A la hora de comprar recuerda:
  • Debes hacerte las preguntas señaladas anteriormente y, sobre todo, si lo que vas a comprar va a satisfacer realmente una necesidad o deseo, o bien si lo compras compulsivamente.
  • Piensa a qué tipo de comercio quieres favorecer. No olvides que consumir productos locales, productos ecológicos o de comercio justo, productos naturales y productos reutilizados y reciclados, son sin duda las mejores opciones medioambientales y sociales.
  • Infórmate a cerca de las repercusiones sociales y medioambientales de los bienes y servicios. Pide información. Es tu derecho.
  • Asegúrate de la calidad de lo que compras, de cara a adquirir bienes más saludables y duraderos.
  • Busca alternativas que minimicen la explotación de los recursos naturales: segunda mano, reutilizar, intercambios, reparación.
  • Haz un buen mantenimiento de las cosas y cuando acabe la vida útil de un producto, ten en cuenta las posibilidades de reciclar los materiales de que está hecho.

Bibliografía



http://mitecnologico.com/igestion/Main/ExternalizacionEInternalizacionDeCostos

http://mitecnologico.com/igestion/Main/ObsolescenciaPlanificadaYPercibida

http://www.consumoresponsable.org/criterios/index